No hay una dieta única y perfecta para perder peso; las dietas bajas en carbohidratos y grasas funcionan de manera similar. Lo más importante es elegir una que puedas mantener a largo plazo.
Comer en la mañana activa más el metabolismo y regula mejor el azúcar en sangre que comer en la noche. La hora de las comidas influye en cómo el cuerpo procesa la energía.
Los científicos confirman que el consumo excesivo de alcohol altera la microbiota intestinal, aumentando la inflamación y dañando el hígado. Proteger el intestino con una dieta equilibrada y probióticos puede ayudar a reducir estos efectos.
Un estudio analizó cómo la cafeína ayuda a perder peso, reducir el IMC y disminuir la grasa corporal. Se encontró que duplicar su consumo podría aumentar la pérdida de peso en un 22%, pero no reemplaza una dieta saludable y ejercicio.